viernes, 17 de diciembre de 2010

Carta de un Amigo:


Estimado Alex me doy cuenta que no tengo los elementos necesarios para analizarlo a cabalidad, sin embargo voy a hacer mi mejor esfuerzo:

Lo primero que hay que decir es que en su vida sí se lleva a cabo el dicho de que cada cabeza es un mundo y que no hay dos personas iguales, reconozco su originalidad y su diferencia con el resto de las personas, sabe eso es bueno, crea mucha soledad pero sí que es bueno porque tal como usted lo dice puede estar seguro que cuando llegue su final usted podrá sentir y decir a todo pulmón que la vida que le pertenecía sí que la vivió usted y no una farsa que convierte en marionetas a la mayoría de la gente.

Por lo tanto el primer punto que usted logra que todos aceptemos de buena o mala gana es que usted es único, diferente y que es difícil clasificarlo dentro de un esquema fijo porque precisamente es eso lo que usted ha querido evitar afanosamente toda su vida.

Lo segundo que hay que decir es que usted es una persona en quien se puede confiar, esto significa que de parte suya es posible recibir quizá una molestia pero nunca una traición porque antes de clavar el cuchillo usted sabrá notificarle al muerto sus razones de porqué le va a quitar la vida. Pienso que usted está comprometido a muerte con sus principios y resoluciones de tal modo que es mucho más fácil y conveniente para usted terminar con la vida de alguien o con una relación sentimental si tales ponen en riesgo y en entredicho sus principios.

Pienso, pues, que una persona que se compromete consigo misma antes de hacerlo con los demás es digna de ser considerada confiable y digna de todo respeto y de admiración. Ahora bien, la contraparte de todo ello es que ha de estar condenado a vivir solo y a ganarse enemigos gratuitos casi por todas partes, es muy difícil hacer buenas amistades y abrirle el corazón a alguien y la única manera de poder llevar adelante tal proyecto es siendo narcisista, por lo que las personas en lugar de admirar su originalidad tienden a culparlo por su “rareza” y a excomulgarlo de la humanidad, dicho en palabras más vulgares: a la mayoría de la gente le va a caer mal alguien como usted. Seguramente no se lo van a decir pero son su silencio e indiferencia basta para saber lo que sus pequeñas mentes llevan dentro (si es que algo llevan…)

Lo tercero que hay que decir es que usted está en el momento adecuado para hacer lo que quiera con su vida, de usted y nada más que de usted depende el momento que de ahora en adelante va a empezar a vivir, tiene todas las herramientas para hacer una gran obra y seguramente la humanidad está esperando por conocer lo que puede salir de sus manos.

¿Qué es lo que va a salir de ellas? Nadie lo sabe, probablemente usted tampoco, sin embargo yo tengo la obligación de hacerle ver que este momento en la vida es único y que ahora tiene a su disposición todas las fuerzas del universo para que su obra perdure en las mentes y corazones de los que lo queremos y de los que lo odian.

Los grandes hombres siempre han tenido un camino cuesta arriba y muy tortuoso lo cual me lleva a asegurar que usted desde su nacimiento tiene la marca de los grandes hombres. Ahora no es tiempo de regatearle a la vida, ahora es tiempo de tomarla por los cuernos y ordeñarle la leche. Créame que el mundo está hambriento de esa bendita leche y sólo manos como las suyas pueden proveerla. Yo en lo personal no encuentro otro nombre para Dios que el de estas benditas manos que nos dan la leche que impide que nos muramos de idiotez y estupidez.

Todo lo demás que se diga o no se diga de Dios no me interesa ni es importante, desde hace tiempo sólo hemos tenido el dios que vive de papel ahora es el tiempo para encontrar el Dios que nos inyecta la sabia vital en el corazón, y utilizando alguna expresión de Jesucristo puedo decirle que usted no está lejos del reino de los cielos…, incluso puedo afirmar que es muy probable que Dios ya viva con usted en su misma habitación después que salió espantado de las paredes de los conventos…, por lo tanto mi querido amigo la verdadera pregunta no es quién es usted, porque eso ya lo sabemos los tres: usted, yo y Dios.

La verdadera pregunta es ¿se va usted a atrever a ser lo que ya es o tendremos que esperar a otro? Debido a la forma como ha orientado su vida me doy cuenta de que ya comenzó a contestar afirmativamente esta pregunta, por lo que mi final tarea consiste en animarlo, motivarlo, alentarlo y suplicarle que no nos deje más tiempo sin disfrutar de la sabrosa leche que usted y nadie más que usted puede regalarnos a los que transitamos por estos áridos caminos de la vida.

Con otras personas mi tarea consistiría no sólo en denunciar su mediocridad sino también profetizar su ruina precisamente por ser tan ruines, tan rufianes. Pero con usted amigo la verdad es que lo único que tengo que hacer es ofrecerle mi hombro para que de vez en cuando pueda reposar un poco de la dura tarea del camino que está recorriendo, aunque sé que por su misma naturaleza mi hombro se quedará esperando porque usted nunca va a visitarlo y no porque no valore la buena amistad de un compañero de viaje, sino porque la debilidad y el lloriqueo no están hechos para entrar dentro de los destinos de los grandes hombres.

En verdad puedo decirle que conozco de cerca la podredumbre de los hombres y el olor fétido que despiden sus almas putrefactas, pero en usted no siento, no percibo ni lo uno ni lo otro. Lo que si logro percibir es el olor de los guerreros que regresan de la batalla con la sangre de los enemigos entre la manos y barruntando su cuerpo de pies a cabeza. ¿Cuántos enemigos ha destripado hoy? Si nadie lo ha hecho, déjeme a mí ser el primero que le agradezca por aniquilar a enemigos que de otro modo tendríamos que haber encontrado a la vuelta de la esquina, generalmente las personas son mal agradecidas con sus héroes, generalmente llegan a pensar que son villanos, ser villano debe ser un título que nos llene de orgullo y satisfacción porque dentro de nuestra jerga no significa otra cosa que salvadores y redentores.

¡¡Así que vivan los villanos de todos los tiempos!! ¡¡Qué Dios bendiga a esos sanguinarios redentores!! Gracias Alex por lo que ha hecho por mí y por otros, gracias por soportar oprobios cuando lo que le tocaba eran alabanzas, gracias por llorar las lagrimas que eran nuestras, gracias por llevar sobre sus hombros la carga que nosotros no soportaríamos, gracias por enseñarnos en serio lo que significa ser hombres, y gracias por no desesperarse de los compañeros que le tocaron en suerte para el camino. Dios lo bendiga Alex (sea lo que sea que usted considere como Dios) hoy, mañana y siempre hasta la eternidad, yo ya gané un amigo, un hermano, un aliado podría decir, tengo la certeza que nuestros caminos van a encontrarse de nuevo y que serán sendas por las que andarán muchos hombres después de nosotros, sendas de paz y bien para el resto de la humanidad. Ánimo amigo que la fiesta apenas comienza…

Sinceramente, el filósofo Luis.

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