miércoles, 15 de septiembre de 2010

El Cielo, La Tierra y el Infierno



En nuestra cultura hemos escuchado miles de veces hablar acerca de las bondades del cielo, la vida en la Tierra y el castigo eterno del Infierno, sin embargo, poco nos hemos detenido a reflexionar acerca de estos tres conceptos de la creación.

El apocalipsis bíblico dice que Dios Padre es el único que sabe acerca del día y la hora del llamado Juicio Final o la Segunda Venida del Señor. Como todos sabemos la primera vez que vino fue cuando nació Jesús y vino a darnos las buenas nuevas de salvación para que todo aquel que en Él creyere, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). Ahora bien, reflexionemos un poco también acerca de la Tierra, los creyentes cristianos le llaman “mundano” a todo aquel que vive en los placeres y sufrimientos del mundo o Tierra, que es nuestro planeta, pero, ¿realmente tiene algo de malo vivir esta vida en términos de abundancia? La respuesta es un enorme NO.
La cultura cristiana (porque más que ser dadores de la verdad al mundo, se han vuelto una cultura más), nos enseña a que no debemos ostentar a nada que provenga del mundo, debemos olvidarnos de recibir debemos dar y alabar el nombre del Señor hasta que Él venga. Esta supuesta filosofía lleva siglos y el Señor aún no ha venido, por supuesto no estoy dando a entender que no lo vaya a hacer, de hecho, fui testigo de algo muy personal que me dice que si lo hará, pero faltan muchos años más, no será pronto como todos los creyentes dicen. Mientras tanto, muchos humanos han desperdiciado sus vidas ostentando solamente a dar el llamado “Mensaje de Salvación”, dejando sus vidas personales por un lado y motivando a otros para que les sigan en este sendero de dejadez y humillación ante otros seres humanos llenos de maldad y avaros, que han matado, destruído y siguen haciéndolo gracias a la dejadez de los llamados “buenos o gentiles”.
No digo que matar sea bueno, de hecho, la creación misma nos enseña que la muerte es solamente un concepto que hemos adoptado como nuestro, y la naturaleza nos muestra que la muerte debe venir cuando deba hacerlo y no por manos de la misma especie. Sin embargo, la naturaleza también nos enseña que se llega a un punto en el que la afectamos tanto, que por su misma forma de ser, destruye todo aquello que la intenta o está destruyendo, los humanos debemos ser iguales, debemos destruír a aquellos que nos están destruyendo, no con armas, ni con muerte, ni con cárcel, sino con una transformación interior de fuerza y amor que nulifique la acción de estos humanos que se dedican a destruir. Un sueño en conjunto que por la misma naturaleza del hombre, es irrealizable. Ahora mencionemos un poco del infierno, se dice que el infierno es un lugar de sufrimiento eterno, con los castigos más crueles que el hombre pueda siquiera en su más torcida imaginación concebir.
Se dice también que este lugar oscuro es todo hecho de vida, es decir, sus paredes y cárceles de castigo son vivas. Según Mary Baxter (quien fue llevada por Jesucristo al infierno durante cuarenta noches concecutivas), el infierno tiene una forma humana, es decir, su estructura es un ser humano enorme ubicado en el centro del planeta tierra, dentro del cuál se viven horrendas cosas, sin duda, un lugar que parece ser perfectamente real, no solamente porque los cristianos lo digan, sino por el testimonio de varias personas que supuestamente han muerto e ido a este lugar de sufrimiento, aunque me llama la atención la historia de una monja que dijo haber muerto e ido al llamado “Purgatorio”, que coincidía espantosamente con lo que Baxter decia, sin embargo, la monja tenía la creencia de que era un lugar temporal y según ella, las almas que estaban allí le decían precisamente que era un lugar temporal antes de ser llevados al cielo con Dios. Me atrevo a pensar que este lugar es real, porque si fuera una construcción del subconsciente humano, este lugar tuviera edificaciones materiales semejantes a la tierra, es decir, sus cárceles tendrían que ser de metal ardiente o algún material que este planeta podamos concebir, puesto que de ser falso, sería un plena proyección de nuestro subconsciente sobre esta creencia, sin embargo, los que supuestamente lo han visto aseguran que es un lugar donde todo, incluso los barrotes, son cosa viva.

Ahora bien, hablemos del Cielo; el Cielo es un lugar precioso que erroneamente hemos querido ubicar en el cielo del planeta Tierra. Según algunos que han tenido visiones y según la misma Biblia, el Cielo es un lugar donde todo está hecho de oro y de metales preciosos, diamantes y las más finas cosas que te puedas imaginar. Solamente hay un error en todo esto, el cielo debería ser un lugar de paz, donde el ser humano pueda comprender su naturaleza divina como ser creado de las manos de Dios creador de todo, no un lugar donde la avaricia humana se vea perfectamente reflejada al ser todo de oro. Igualmente aquí cometo el error de pensar que yo soy dueño de la verdad, al suponer que el estar hecho todo de oro sera un error, es solamente una reflexión al respecto. He llegado a la conclusión de que si el cielo está hecho de este material mundano, es precisamente para atraer la atención de los seres humanos que somos por naturaleza necesitados de la abundancia a nuestro alrededor.

Llevando mis conjeturas a un nivel más bizarro, y tomando en cuenta las visiones de otros sabios que dicen que somos seres hechos de energía pura, tal como lo supone la física cuántica y el chamanismo tolteca, hemos de darnos cuenta también que los llamados “espantos” o “espíritus” o apariciones, se alimentan del miedo, que no es más que la energía negativa de nuestro ser ante algo desconocido, igualmente las bondades del cielo se alimentan del amor, la paz, la tranquilidad, la bondad y dulzura ante otros humanos y ante nuestro mundo en particular, también el infierno se alimenta del odio, la ira, la venganza, la codicia, la maldad, es decir, estos tres lugares en los que habitamos simultáneamente están ligados estrechamente por la energía que el ser humano posee, al mismo tiempo, que nosotros como seres humanos somos afectados por estas energías ya sea positivas o negativas. Tras esto podemos pensar que en realidad SI somos seres de energía, y eventualmente retornaremos a nuestra fuente que es Dios creador de todo.

En esto también hay un par de conjeturas que podemos hacer al respecto. El infierno y sus habitantes no ha sido destruído por el Creador, precisamente porque estos tres conceptos (Cielo, Tierra, Infierno) fueron una sola creación de Dios, no fueron creaciones separadas. Sin embargo, tomaron consciencia de si mismos y se dividieron en estos tres. Imaginemos el círculo del Yin Yang de la cultura oriental, el cielo sería la parte blanca, la parte buena y el infierno la parte oscura y mala. El punto blanco y negro concebido en estas partes, es la energía que los mantiene en movimiento, esta energía es el planeta Tierra, o más bien, los seres humanos y no humanos que lo habitan y probablemente también sea lo mismo en todo el Universo.
Es un error pensar que Dios Creador, hizo solamente la Tierra y ya, Él creó toda clase de seres alrededor del Universo y creó el Universo mismo. Así pues, si el infierno aún no ha sido destruído, es precisamente porque se ha vuelto más fuerte mediante la energía de los humanos (desde el punto de vista de nuestra sola cultura) y el cielo, se sigue alimentando de las almas puras que llegan allí, así que estas dos potencias, giran para mezclarse y ser una bola enorme de energía impulsada por la negativa y la positiva. Según del Juicio de Dios, la energía negativa (es decir, el infierno y el pecado) serán devoradas por la energía positiva (Dios, el cielo, Jesús y sus ángeles), para reestablecer la paz y armonía que debieron ser desde el principio.

Podemos adoptar varias conclusiones acerca de este escrito. La primera, es que en realidad sí somos seres espirituales (energía), contenidos en un cuerpo material, por lo tanto, todo aquello que nos rodea, está conectado también con nosotros al ser todos parte del mismo campo energético. Debemos aprender a convertirnos a esta energía para obtener la abundancia de esta vida de forma tal, que agrademos a Dios. No ser unas personas dejadas y pobres que no pueden influír o ayudar a los demás a encontrar el camino o en sus propias necesidades. Dos, el cielo y el infierno son conceptos de auto-tortura creados por las energías de sus líderes, es decir, la energía del ser humanos solamente llegará según las normas y forma que adopte en esta vida, así se convertirá en un ser del cielo, o en un ser del infierno, como diría Jesús “Escogerás a tu Dios”. Digo auto-tortura, porque solamente son conceptos que el humano tiene para explicarse lo que no puede conocer, y sufre al no saber si está obrando mal o bien, y sufre al sentir que peca, así el cielo se convierte en una tortura y el infierno en otra.

La palabra de Dios dice que seamos como Jesús. Jesús fue un ejemplo de un ser humano transformado en el cielo estando en la tierra, sigamos su ejemplo, transformémos esta energía que tenemos en nuestro interior y convirtámonos en el cielo, para que al momento de tranformarnos plenamente en seres esprituales, no hayamos creado nuestro infierno a partir de las emanaciones de nuestra propia energía, la pregunta en este punto es ¿cómo se logra esto?, simple, piensa en todas las bondades del cielo, piensa en las cualidades de Jesús y lee la Biblia para saber más detalles y conviértete en esto, los 10 mandamientos son una base para cambiar patrones negativos en nuestro subconsciente y tranformarlos en las bondades del Cielo.

Finalmente, quiero hacer énfasis en el hecho de que no por ser como Jesucristo vamos a ir con Pilatos para que nos crucifique, NO, Jesucristo es un ejemplo de amor verdadero, de bondad verdadera y de lucha por la justicia verdadera, o ¿acaso no recuerdan cuando sacó a todos los comerciantes de su templo?, no los sacó amablemente y no los dejó seguir con su maldad en el lugar que él consideraba sagrado para su Padre. Pensemos entonces en todos esos mareros, extorsionistas, asesinos y ladrones, pensemos como Jesús y saquémoslos de nuestros pueblos y cuidades, de nuestros barrios y viviendas, dejémoslos seguir a su Dios y no dejemos que corrompan nuestra voluntad de ser el cielo y de ser como Jesús, puesto que Él nunca permitió la maldad en sus ojos, tampoco nosotros debemos permitirla. Detengámonos a meditar, que el hecho de que veamos violencia nos produce sentimientos muy negativos, sentimientos de tristeza, venganza, miedo, y recordemos que ésta es la energía de la que está alimentada el infierno. Para terminar, quiero también hacer mención a lo que dijo Jesucristo una vez: “El Reyno de Dios está dentro del hombre”, así que no permitamos que la maldad lo saque de dentro nuestro.

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