martes, 29 de diciembre de 2009

Pena y Gloria de un Corredor: Mis Primeras Reflexiones



Estoy alrededor de mis 23 años. Es una noche hermosa en la que acabo de luchar contra uno de mis bloqueos mentales más frecuentes: El vacío existencial.

Y es que hay momentos en los que me siento solitario en el mundo, con grandes proyectos y anhelos por los que quiero luchar, ganando poder con cada libro y cada experiencia que me dá la vida, sin embargo, no me dejo de preguntar la razón por la cuál hago todo esto. ¿Para qué quiero una casa grande y lujosa? Si no hay nadie con quien pueda compartirla, ¿Para qué quiero tener mucho dinero y logros? Si no hay con quien compartirlos y disfrutarlos.

Sin embargo esta noche, aprendí algo que quiero que permanezca en mi persona por siempre. Y es que no importa estar solo en el mundo, lo que importa, es qué tanto puedas aportarle tú al mundo, a la vida. Si mi vida ha de tener un sentido, quiero que sea un ejemplo para otros, quiero que otras personas que se sientan perdidas como yo me siento a veces en mi camino, me vean como un brillo de esperanza y muestra de que se pueden lograr grandes cosas y mejor aún, ayudar a muchas personas, si tan solo aguantas los golpes y sigues avanzando, no importando cuanto debas permanecer en pié, sino importando lo que quieres lograr al final.

Yo quiero ser un ejemplo, quiero que cuando alcance el poder y la posición que busco, tenga la oportunidad de hablarle a los que me ven y contarle de mis inicios, contarle mis penas y contarle de estos vacíos. Que sientan identificarse y vean en mi, lo que yo tanto busco: Una causa que valga la pena.

Hablemos un poco de las penas. Las penas son todas aquellas afecciones físicas o mentales que nos limitan en acción y desarrollo. Pueden ser muchas, el Dr. Camilo Cruz les llama Vacas, lo cierto es que todos poseemos muchas vacas que nos limitan y nos hacen sentir que no valemos lo suficiente como para luchar por una vida de abundancia.

He vivido una vida algo dura diría yo. Con una madre que nunca conocí y un padre que no supo ser padre. Pareciera que tenía todo en mi contra y tenía todo el derecho y la impunidad de ser una persona llena de vicios y anti-valores, pues de todas formas nadie nunca me dió amor, o me demostró compañía y comprensión.

Logré graduarme a duras penas económicas del diversificado, sin embargo no pude seguir estudiando en la Universidad, cuando menos no a la edad que ahora tengo, por razones económicas familiares. A temprana edad empecé a sufrir de ataques mentales como ansiedad, y un montón de afecciones psicológicas que me limitaron mucho en el ámbito social. Sin embargo, me veo actuar frente a otras personas y no soy un pesado, o mucho menos una persona vacía. Pero está instalado en mi subconsciente quitarme mucho del valor que poseo y por eso vivo rodeado de personas y amigos, que no hacen más que repetirme lo poco que tengo o valgo. Pocas veces me he sentido realmente apreciado y eso me ha llenado de mucho orgullo, sin embargo, vivo añorando esos momentos en vez de buscarlos, en nuevas personas, quitándome complejos mentales que solo me limitan en momentos en los que debo dar lo mejor que tengo, y arriesgarme en este lugar tan espantoso y cruel como es el mundo y la vida.

Sucede que en estos momentos, debo empezar de cero. Mi padre, siempre me mostró bastante desprecio y nunca admiró que fuera una persona inteligente y consciente, sino más bien sentía más simpatía por mi hermano menor quien solamente buscaba oportunidades de sacarle dinero.

Tuve un problema hace meses, y es que fui a una conferencia de liderazgo llamada la Mega Venta, en la que recibí un hermoso diploma de participación. Al llegar a casa en la noche, mi padre enojado por no saber en donde estaba yo, tuvo la brillante idea de despedazarme una escoba encima, por suerte solamente logró herirme los brazos y rozarme el cuello, sin embargo mi diploma no tuvo mucha suerte y también salió mal del asunto. Yo no pude perdonarle tal ofensa y decidí salirme de su casa, y empezar mi vida independiente contando únicamente con mi ropa y mi trabajo.

No sabía que hacer, así que me vine a vivir a casa de mi hermana, ahora llevo algunos meses durmiendo ya sea en el piso o en un sofá con agujeros que me resultan sumamente incómodos. Extraño mucho la comodidad de una cama y dormirme en el suelo por diversión en vez de necesidad, hay días en los que tengo ganas de llorar al ver mi situación, pero no ha habido ninguno en el que me arrepienta y quiera volver a la casa de mi padre. Siempre fui un hijo ejemplar, educado, querido y admirado por sus profesores, notas altas, buena imagen, en fin. Cosas que un padre sin preparación no pudo apreciar y que me dolieron mucho en su momento, puesto que lo único que pedía yo a cambio de mi esfuerzo era algo de cariño y atención. El no obtenerla nunca, lejos de volverme en contra de mi rendimiento, me hizo volverme alguien más inteligente, maduro, autosuficiente, perfeccionista, analítico y orgulloso, cosas excelentes que vinieron como consecuencia de cosas muy malas. Y la verdad, me siento muy agradecido con todos los golpes que la vida me ha dado, pues me han enseñado que la única forma de sobrevivir, es nunca rendirse.

Mi situación actual es la de no tener nada, excepto un poco de dinero ahorrado en el banco, una maleta y algo de ropa. Mi trabajo me consume algo de tiempo, así que estoy aprendiendo a nivelar mi vida con mi trabajo, antes ahogaba mis horas en el trabajo para no regresar a casa y sentirme solo nuevamente, ahora pienso que debo tener más tiempo para apreciar lo poco que tengo y buscar nuevas y mejores formas de incrementarlo hasta lograr mis más ambiciosos sueños.

He hecho cuentas y cuando me mude, que será en un mes más o menos, apenas si mi sueldo alcanzará a cubrir mis necesidades y la renta, así que tendré que buscar un empleo mejor pagado o iniciar de a poco mi propio negocio. Todos los días trato de que la desesperación no invada mi enfoque, y me deje trabajar libremente en mis propósitos. Veo videos motivacionales y medito sobre lo que sintieron los grandes hombres que iniciaron de cero sus vidas y lograron ser recordados en la historia. Eso me dá fuerza para aguantar y ver con más optimismo e ilusión mis sueños, sueños como tener una casa grande, mi propia familia, mi auto y mi independencia económica, algo ambicioso para alguien que no tiene siquiera una cama donde dormir y nadie con quien desahogar sus penas, sin embargo no creo merecer menos que eso, es más, creo que es poco comparado con lo que merezco, pero creo que será un buen comienzo.

- Diciembre de 2009, San Martín Zapotitlán, Retalhuleu, Guatemala, Centroamérica

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