martes, 8 de junio de 2010

Largo pensamiento... Si no quieres leer.. no leas


Una noche de tormenta, cruel y espantosa. Todo se encuentra a oscuras y un insecto posa sobre la pantalla de mi computadora mientras admiro las torrenciales lluvias que caen afuera y me inspiro a escribir. Hay una canción llamada Bitter Sweet Symphony, preciosa en arreglos musicales, orquesta y letra. Esta canción me habla con su magia acerca de la hermosa sinfonía que es la vida, de sus maravillas y bajadas, pero al final, preciosa en su único género.

Estos son tiempos apocalípticos. Las desgracias naturales están a la orden del día, tormentas, terremotos, tsunamis y muerte se respira en el ambiente. Una gran depresión económica afecta a todo el mundo y pareciera que la economía se mantuviera solamente de milagro. Los colosos mundiales están muriendo y otros están empezando a emerger, amenazando con una nueva era para la raza humana.

Las personas empezamos a sufrir silenciosamente de una depresión existencial por las noticias del fin del mundo que están en todo el globo. Decepciones, sueños rotos e injusticias se cometen a diario por culpa de este conocimiento adelantado de nuestro desastroso final como raza, el final de nuestras vidas, que hoy tiene una fecha. Es cierto, algunos morirán antes, otros después, pero lo que ha muerto hoy en día, son nuestros sueños e ilusiones de un futuro mejor; hemos vivido en la miseria toda nuestra vida y parece que moriremos en la miseria puesto que el tiempo se acabó. Todos aquellos proyectos del tipo “dentro de cinco años” se esfuman de nuestros corazones al ver el inminente fin, acecharnos como un animal feroz que no duerme, no respira, no descansa, y mucho menos, desespera.

Un animal poderoso que tiene un efecto de miedo y angustia en nuestros corazones, que inexpresa y silenciosamente muerde nuestros sueños, nuestras metas y proyectos. Hemos llegado al punto en que nos preguntamos ¿Para qué seguir con esto?, ¿Para qué seguirme esforzando?, no sabemos qué hacer, por un lado podemos ver con nuestros ojos la desesperación de la gente y las catástrofes que están ocurriendo alrededor del mundo, las predicciones de los antiguos y las religiones unificadas en una creencia apocalíptica en cumplimiento, y por otro lado, podemos aceptar el hecho de que si no hacemos algo para nuestro futuro, y estas visiones del fin de los tiempos no se cumplen, seguiremos viviendo la misma angustia que hoy vivimos por quedarnos estancados. Es una decisión difícil, pues nadie tiene el poder de ver el futuro.

En medio de todo este caos, veo algo, algo maravilloso a pesar del panorama. Salí al techo y pude ver el viento fuerte, la lluvia torrencial y los relámpagos aterradores azotar la tierra, los árboles se mecían de lado a lado soportando solamente hasta donde su fuerte madera logre quebrarse y caer, para descomponerse y formar parte del polvo en la tierra, ser alimento de algunos insectos y regresar a su ciclo. Ahí pude ver la visión más hermosa en medio de esta tormenta, ahí pude ver la intención del Creador escondida tras el miedo y las circunstancias, y es que, invertimos tanto tiempo en temer, en creer que nuestra vida terminará el día que nuestro cuerpo biológico deje de funcionar, que se nos olvida que la naturaleza es sabia, y se mueve por la influencia divina su creador quien sabe que todo debe ser cíclico.

Todo debe terminarse y volverse a crear, es su voluntad. Hemos de morir y ver a nuestras almas salir de nuestros cuerpos, es cierto. Hemos de sufrir la angustia de saber que nunca podremos volver a tener la oportunidad de estar en este cuerpo al que apenas nos estamos acostumbrando; hemos de sufrir del hecho de saber que jamás volveremos a ver a nuestras familias, amigos, a nuestro gran amor. Hemos de encontrarnos en la oscuridad del futuro y sufrir del hecho de que nunca veremos las hermosas montañas, el mar, los lagos, tus hijos, tus flores y tus amaneceres. Es difícil y casi imposible de imaginar una vida, sin vida, una existencia, sin mundo y un mundo, sin ti.

En ese instante en el que cerremos nuestros ojos para siempre, hemos de saber que algo más viene, una nueva existencia distinta completamente a la que hoy tenemos la oportunidad de disfrutar, que buena o mala, no sabremos apreciarla sino hasta que la tengamos o seamos destruidos por nuestra propia consciencia. Yo no sé que pasa al morir, sólo sé que la muerte es la continuación del ciclo de la vida, pues nada muere en vano.

Yo solamente puedo hablarles de la vida. Seamos como el árbol de mi visión, como ese árbol que soporta la tormenta meciéndose de un lado a otro, sin miedo, sin titubear. Seamos esa madera que aguanta solamente hasta el punto de su más grande potencial, que como hoy soporta la lluvia y los truenos, mañana seguirá creciendo y creciendo, y en medio de la tormenta, aprovecha del agua de la lluvia para nutrir sus raíces, limpiar sus defectos y eliminar todo aquello que le sobra. Vivamos nuestros días con honor y respeto a aquel que nos ha dado la existencia, la naturaleza y los días de sol, en amor a aquel que nos ha dado la tormenta para hacernos más fuertes y poderosos de lo que hoy somos, y que a pesar de todo, también nos debilita con su fuerza, pero que no lo hace porque si, recuerden: Todo es cíclico, así que no temamos del mañana incierto y que solamente existe en nuestra mente ya que el tiempo es atemporal, es decir, no existe el tiempo, solamente existe el ahora y la única cosa que tiene el poder de crear el tiempo, es nuestra propia mente.

Vivimos cada día, respiramos cada segundo porque nos encontramos en la presencia de nuestro gran creador solamente, nuestro cerebro piensa que el ayer pasó y el mañana existe, pero en realidad, el ayer y el mañana son solamente ahoras que ya pasaran, y ahoras que queremos que pasen. Seamos fuertes, orgullosos y bondadosos, que este ciclo termine siendo el mejor de todos los tiempos de los hombres, y que el siguiente ciclo, lo afrontemos con respeto y protagonismo al máximo.

Quiero terminar esto, con un bello poema que no tiene nombre y dice así:

Las flores retoñan y mueren
Las estrellas brillan pero eventualmente se apagan
Todo muere
La tierra, el sol y hasta algo tan inmenso como el universo no está excluido
Comparado con eso
La existencia del hombre es tan efímera como un abrir y cerrar de ojos
En ese instante
Un hombre nace
Se ríe, Llora, Pelea, Sufre,
Se regocija, Lamenta,
Odia y ama a otros
Todo es transitorio y luego…
… todos caemos en el sueño eterno llamado muerte

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