Son las 00:00 horas del día 03 de Marzo de 2010. Me doy cuenta que cada día que pasa sé manejar mejor mis sentimientos, ya sean estos positivos o negativos, sin embargo, eso me ha vuelto cada vez menos humano y más máquina, me ha hecho dejar de sentir, dejar de sufrir y dejar de alegrarme también. No me quejo, es una sensación grandiosa que tiene sus altas, puesto que me ayuda a pensar mejor y valorar mejor las cosas, y a darme cuenta de que no es bueno asustarse o preocuparse por cosas vanales. Sin embargo, hay un último sentimiento que no he logrado controlar, y a pesar de mis enormes esfuerzos, sigue latiendo tan fuerte como la primera vez, y es que, estoy enamorado de una mujer desde hace ya un año y medio, a pesar de haber tenido novias luego de ella, y de tener novia actualmente, siento por esta mujer un amor tan grande que no me sé explicar, pues ella también tiene novio y al parecer las cosas con él van en serio, a pesar de que ella me dice en ocasiones cosas tan bellas como que ella siente lo mismo por mí, he incluso, ha dicho que le encantaría casarse conmigo, motivo que yo también comparto, pero lo veo como un sueño muy lejano a pesar de todo, y trato de enterrar este sueño al igual que mis demás sentimientos, porque así como ella me dá amor, así me dá rechazo y no puedo soportarlo viniendo de ella, sencillamente me desmorona. Pero esto no es el motivo de este escrito, este es solamente el motivo de mi inspiración, el amor que por ella siento me ha hecho tomar mi computadora y escribir algunos de mis recuerdos a manera de inspiración para otros, o cuando menos, a manera de lograr dar una perspectiva diferente a algo de la vida.
Esto me lleva a mis 12 años, era yo un chico muy tímido y miedoso con las mujeres (que bueno que ahora es todo lo contrario), estudiaba la secundaria cuando una chica cuatro años mayor que yo, me empezó a “seducir”, ya que yo le gustaba y pues claro, yo era simpático. Esta chica me hizo su novio ya que yo no le decía la mínima palabra debido a mi timidez extrema, y pues dio la casualidad de que ella estuvo unos días con mi familia y en varias ocasiones nos quedamos solos y nos besamos como niños. Yo ni siquiera sabía besar, era raro todo eso para mi, así que hacíamos el intento cuando menos.
Recuerdo que una noche, me quedé con ella hasta las 9 p.m. en la calle. Mi padre era extremadamente enojado como ya saben, y esa noche en particular estaba furioso porque yo no le había dicho dónde estaba, y claro, nunca pude comunicarme con él, ni hablarle y decirle las cosas que quería por temor a que me golpeara por cualquier estupidez, así que obviamente no le dije que iba a estar con mi novia, quien por cierto, fue la primera en utilizarme, porque precisamente en un momento en que estábamos juntos, ella me pidió que la besara, a lo que yo me sorprendí, para luego enterarme que lo había hecho porque su ex novio estaba viéndola en ese instante. Cosas de niños, y sobre todo, mi falta de conocimiento del mundo femenino.
Cuando regresé a casa a esa hora, ya que me encontraba como a dos cuadras de mi casa, me topé con una puerta cerrada, tuve que tocar y mi sorpresa fue encontrar a mi padre a oscuras, y con una risa macabra que aún recuerdo, totalmente satanizada, me dijo que entrara, y al entrar, cerró la puerta tras mi espalda y me proporcionó varios golpes certeros con su famoso cinturón, y me siguió golpeando hasta cansarse con una ira igual a la de un enemigo de muerte. Yo lloré mucho esa noche, y poco a poco me fue inculcando un odio intenso hacia su persona, un odio tal, que solamente gracias a la terapia con el psicólogo he logrado convertir en otro sentimiento más positivo, pero para nada sumiso.
Esto me lleva a mis 12 años, era yo un chico muy tímido y miedoso con las mujeres (que bueno que ahora es todo lo contrario), estudiaba la secundaria cuando una chica cuatro años mayor que yo, me empezó a “seducir”, ya que yo le gustaba y pues claro, yo era simpático. Esta chica me hizo su novio ya que yo no le decía la mínima palabra debido a mi timidez extrema, y pues dio la casualidad de que ella estuvo unos días con mi familia y en varias ocasiones nos quedamos solos y nos besamos como niños. Yo ni siquiera sabía besar, era raro todo eso para mi, así que hacíamos el intento cuando menos.
Recuerdo que una noche, me quedé con ella hasta las 9 p.m. en la calle. Mi padre era extremadamente enojado como ya saben, y esa noche en particular estaba furioso porque yo no le había dicho dónde estaba, y claro, nunca pude comunicarme con él, ni hablarle y decirle las cosas que quería por temor a que me golpeara por cualquier estupidez, así que obviamente no le dije que iba a estar con mi novia, quien por cierto, fue la primera en utilizarme, porque precisamente en un momento en que estábamos juntos, ella me pidió que la besara, a lo que yo me sorprendí, para luego enterarme que lo había hecho porque su ex novio estaba viéndola en ese instante. Cosas de niños, y sobre todo, mi falta de conocimiento del mundo femenino.
Cuando regresé a casa a esa hora, ya que me encontraba como a dos cuadras de mi casa, me topé con una puerta cerrada, tuve que tocar y mi sorpresa fue encontrar a mi padre a oscuras, y con una risa macabra que aún recuerdo, totalmente satanizada, me dijo que entrara, y al entrar, cerró la puerta tras mi espalda y me proporcionó varios golpes certeros con su famoso cinturón, y me siguió golpeando hasta cansarse con una ira igual a la de un enemigo de muerte. Yo lloré mucho esa noche, y poco a poco me fue inculcando un odio intenso hacia su persona, un odio tal, que solamente gracias a la terapia con el psicólogo he logrado convertir en otro sentimiento más positivo, pero para nada sumiso.
Mi reflexión para este momento acerca de esto es, que la falta de comunicación es una de las principales trabas entre padres e hijos, así que… si no saben ser padres, no cometan la estupidez de tener hijos… o se las verán conmigo.
Mientras tanto... A Ganar!!
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